domingo, 27 de septiembre de 2009

Áticos nublados.


Inevitablemente domingo. De esos en los que sientes la intensidad de las noches palentinas en tu cabeza y estómago nada más despertarte. Los domingos de otoño transcurren lentos, pesados, con el color amarillento de las fotos que se guardan en el taquillón del pasillo de mi casa. Y solamente se curan con un viaje en metro hasta el tejado más limpio de Madrid y la reunión que celebramos donde juramos no volver.

(Alondra Bentley - Dot dot dot)

1 comentario:

babaganush dijo...

y denme cielos grises y nubes llorosas. y denme domingos eternos llenos de nada, que el sol y el sentido ya los trae ella, junto con su conveniente habilidad para crear singularidades gravitacionales carentes de horizontes de sucesos. *