jueves, 6 de agosto de 2009

Cuando éramos cuatro.


A principios de agosto del año pasado inventamos una isla en medio de las montañas. La música venía desde el salón mientras nosotras fumábamos y reíamos sin parar en el borde de la piscina, y S. ponía la mesa para comer. Y hoy, viendo esas fotos, no puedo evitar sentirme felizmente melancólica.

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