martes, 12 de enero de 2010

El extraño don.


Ya dijo NV que era el insomnio el peor de las pesadillas, pero más doloroso aún es no poder escapar de las pesadillas cuando no sabes si son ciertas o no. Yo intento olvidarme de ellas, de verdad, me siento a ver una película y dejo el volumen al mínimo. Me hago muy pequeña en el sofá, casi insignificante, y mi boca tiembla. Después me acuesto, y la almohada amanece emborronada con el rímel de mis ojos.

Tengo el extraño don de hacerme daño con la máxima elegancia. Y el de levantarme al día siguiente como si no hubiera pasado nada.

1 comentario:

pqñ dijo...

le podíamos dar tu tercera oportunidad a esa ciudad para que te guste. hoy, lloviendo o nevando, sentarnos a beber cerveza roja o tes helados de la isla larga. y muy juntos reír, como siempre hemos hecho.

no más yeguas de la noche. sólo sueños perfectos que se hacen realidad, como el de poder ver tus olas al alba.