sábado, 15 de agosto de 2009

El horizonte.


Parecía que este quince de agosto no iba a llegar nunca. En menos de seis horas estaré tocando el mar, oliendo los recuerdos que guardo en esa playa desde que tenía cuatro años. No me tomes por una loca, pero yo te juro que el aire allí es diferente. El olor del salitre y del aftersun no es como el de cualquier otro sitio de la costa mediterránea, es distinto. Se mezcla con las flores de una casa blanca, con la risa de los niños que corren a mi lado, con las gaviotas que se acercan al puerto a las siete de la tarde, cuando vuelven las barcos cargados.

No me tomes por una loca, pero yo te juro que ahora mismo sólo quiero llevarte a un punto muy concreto de mi mapa.

Vamos al mar... vamos pedaleando contra el viento detrás de las olas*

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