jueves, 26 de febrero de 2009

Nadie llega tan lejos si no es para seguir.


Aquella casa no era mía.
Yo contraté la luz, el agua y las palabras.
Dispuse que los muebles y los vientos
volvieran a jugar en los balcones.
El paisaje llegaba saludando
igual que lo amigos,
y al levantar la mano y las botellas
abril subía por el ascensor
y las colinas por la tarde
cambiaban amapolas por un whisky.

Yo contraté la noche para cerrar las puertas.
Yo preparé las sábanas, los libros, los armarios,
pinté de blanco las paredes,
pero aquella casa no fue mía.

Luis García Montero, Vista cansada.

1 comentario:

Lara dijo...

Adoro a Luís García Montero. Lo conocí de casualidad y me enamoré locamente de su poesía. ¡Qué grande!