Cuando una tarde lluviosa de principios de marzo fuimos a ver Urtain, de Animalario, ya cai en la cuenta de que esa pieza era merecedora de todo premio posible al que optara. Así que la metedura de pata de la SGAE respecto a los premios Max casi ni me ha sorprendido.
Todo en esa obra es maravilloso. Empezando por la genial interpretación de Roberto Álamo (que consigue escalofriar y emocionar mientras construye a un ídolo violento pero tierno), y siguiendo por el ritmo del texto, los juegos de luces, la sencilla escenografía. Todo en esa obra es maravilloso, a excepción del peluquín de Roberto Álamo.
2 comentarios:
merecidos los premios para un buen texto, inteligente dirección y excelente protagonista que se deja todo en el escenario, literalmente. lo de alfonso lara, ya es más discutible...
acaba de escribirme el bisoñé de roberto álamo expresándome su desaire con la profesión teatral española, que no le ha nominado como actor de reparto. abandona las tablas para ver si hace las paces con josé maría íñigo y vuelve a la tele.
Gracias a dios estaba Alberto San Juan, porque una hubiera muerto si llega y ve que ese día le toca a Alfonso Lara.
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