Estuve más de tres semanas sin poder dormir. Cada noche, después de acostarme, pasaba horas con los ojos bien abiertos dándole vueltas al mismo tema. Me dolían la cabeza y el estómago, me levantaba a fumar algún cigarro, releía libros usados. Viajé al mar, fui a un país pequeño rodeado de agua por todas partes. Allí, mi habitación se iluminaba por el faro del puerto. Después volví a Madrid y tomé una decisión. Haría unos exámenes de acceso, me probaría a mí misma. Yo me sentía como el piloto que sabe que no puede fallar en la maniobra de aterrizaje. Y al final lo conseguí. Ahora tengo bajo el brazo dos cartas de admisión en escuelas de cine y una cuerda que tira de mí más fuerte que nunca para que no me caiga.
3 comentarios:
nueva etapa con nuevas metas. enhorabuena.
Ke fort!!!
¿Vols fer un curs intensiu d'edició?
Suerte!!!
Sé lo que significa pasarse semanas sin dormir. Y aún lo poco que duermo no me llega a hacer bien tampoco. Es terrible.
Pero el resultado ha sido provechoso. Una cuerda que tira... ¿como el cordel de un barrilete? Que lo retiene en su afán por ascender, pero que a su vez le permite mantenerse en el aire...
Beso
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