Ya dijo NV que era el insomnio el peor de las pesadillas, pero más doloroso aún es no poder escapar de las pesadillas cuando no sabes si son ciertas o no. Yo intento olvidarme de ellas, de verdad, me siento a ver una película y dejo el volumen al mínimo. Me hago muy pequeña en el sofá, casi insignificante, y mi boca tiembla. Después me acuesto, y la almohada amanece emborronada con el rímel de mis ojos.
Tengo el extraño don de hacerme daño con la máxima elegancia. Y el de levantarme al día siguiente como si no hubiera pasado nada.
1 comentario:
le podíamos dar tu tercera oportunidad a esa ciudad para que te guste. hoy, lloviendo o nevando, sentarnos a beber cerveza roja o tes helados de la isla larga. y muy juntos reír, como siempre hemos hecho.
no más yeguas de la noche. sólo sueños perfectos que se hacen realidad, como el de poder ver tus olas al alba.
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